
¿Cuáles son las mejores actitudes para educar a niñas y niños sobre sexualidad?
Dado que la sexualidad es un tema que inevitablemente es vivido como una dimensión personal y subjetiva de la vida, es importante que procures crear un ambiente educativo saludable con buenas actitudes. Revisa las principales para que la educación sexual fluya con alegría y respeto en tu ambiente familiar y escolar.
Para reflexionar
Este día, Felipe facilitó un taller de sexualidad infantil.
Cuando un/a alumno/a comentaba algo importante sobre su familia, Felipe de inmediato paraba la sesión y escribía este comentario, para no olvidarlo, por si en el futuro necesitaba usarla para hablar con la familia u orientar a las niñas y a los niños.
Al poco tiempo de estar trabajando en el grupo, se dio cuenta que el alumnado ya casi no quería compartir experiencias, ideas, sentimientos. ¿Qué sucedió?
Las niñas y los niños se sintieron observados, juzgados, desconocían las razones por las cuales Felipe escribía lo que conversaban, tenían miedo de que después esa información se usara en su contra, o que sus madres o padres les llamaran la atención por haber sido sinceros/as en la sesión de sexualidad. Es decir, no fue posible crear un ambiente en el que el alumnado sintiera seguridad y contención emocional.
¿Has pensado qué tipo de actitud esperan las hijas y los hijos o el alumnado cuando recibe educación sexual?
Quiero ser una imagen positiva al educar
Revisa las actitudes que te sugiero para hacer de un momento de educación sexual un espacio de crecimiento, alegría, empatía y bienestar.

Amabilidad, ternura
La educación sexual se relaciona con emociones y sentimientos, con ilusiones y temas profundamente relacionados con el bienestar. Las niñas y los niños necesitan un nivel de cercanía y amabilidad para sentir confianza y saber que pueden confiar en ti.
Ver, escuchar, describir
Todas las personas se sienten respetadas y atendidas cuando las escuchamos y les ponemos atención. Cuando sienten que lo que dicen es valioso y es entendido de la manera como se ha expresado. Por eso, es importante que evites interpretar con tu mente adulta, lo que una niña o niño quiere decir. Sé objetiva/o, observador/a, no asumas significados, básate en lo que te están diciendo.
Alegría y soltura
La educación sexual infantil es profesional e incluye temas importantes para la vida, pero no por ello estaremos todo el tiempo con gran seriedad. Cuando algo es simpático podemos reír, si nos equivocamos en una palabra podemos hacer un gesto de sorpresa, si alguien cuenta una historia entretenida podemos decir que es muy interesante. Deja que tu forma natural de expresar emociones fluya mientras educas sobre sexualidad humana.
Educa con disposición a la honestidad
Si trabajas o educas en casa a niñas y niños muy pequeños, es posible que muchos temas que tengas que hacerlos más superficiales, explicarlos con sencillez, por la edad de las niñas y los niños. No obstante, recuerda que decir algo de manera muy sencilla, tiene que estar siempre respaldado por la verdad, el fundamento científico. Trata a quienes educas como personas que tienen derecho a saber la verdad, por supuesto adaptando la educación a su edad.
Empatía con el desarrollo
Una tarea que constantemente necesitarás hacer al educar a niñas y a niños sobre sexualidad positiva es ponerte en su lugar. ¿Qué le preocupa?, ¿qué le entusiasma? ¿Podría provocarle orgullo o vergüenza este tema? ¿A qué está acostumbrada/o? ¿Esto que me dice, refleja algún miedo que puede ser común a su edad? Esta empatía te permitirá comprender que casi cualquier situación o comentario que recibas al educar sobre sexualidad infantil, es muy importante para quien lo emite y debe tratarse como significativo.

Crear oportunidades para practicar lo aprendido
Busca relacionar el aprendizaje con la vida cotidiana. ¿Aprendieron sobre respeto?, crea ejercicios, situaciones y ejemplos donde con paciencia, puedas ver cómo se aplica la habilidad y qué consejos se requieren para que paulatinamente las niñas y los niños las aprendan. De esta retroalimentación que ofrezcas en una primera práctica, dependerá mucho su orgullo y seguridad por aprender y para poner en práctica la educación para su bienestar, el fin último de la educación sexual y de cualquier otro subtema.
Libre de juicio, con disposición para madurar
Cuando se educa en aspectos de la sexualidad humana, se promueven muchos valores, actitudes y conductas positivas. Por ello, también escucharás quejas y comentarios de experiencias en las que esto no ha sido como el ideal. Por ejemplo, hablarás de respeto a los nombres del cuerpo y alguien comentará el uso de apodos.
Cuando surjan estos problemas o retos del desarrollo, muestra serenidad, sé objetiva, no juzgues y siempre haz énfasis en cómo lo vamos a resolver, qué podemos aprender de esas experiencias, qué consejos para nosotras/os mismas/os podemos darnos y que la situación no se repita, pero que se vea todo error o falla como oportunidad de aprendizaje. Por supuesto, habrá ocasiones en los que se requieran poner límites, pero la actitud para ello es lo que marcará un aprendizaje con orgullo y compasión, o una experiencia marcada por la humillación grupal o familiar.
La otra y el otro. Sujetos de derechos
Aunque estés trabajando o educando en casa a niñas y niños, recuerda que no son “personitas”, son seres humanos con derechos y algún nivel de posibilidad de asumir sus compromisos y responsabilidades crecientes, según su desarrollo.
Esto incluye consideraciones desde muy básicas como no obligar a nadie a participar, como el poder opinar distinto, usar actividades en las que empiecen a decidir pequeños eventos; desde cómo crearían una historia, qué harían en tal tipo de caso, por supuesto un trato respetuoso y libre de violencia, entre otros.
Disposición a reconocer si se ignora un tema
Haz todo tu esfuerzo por estudiar sobre el tema que estás abordando en educación sexual infantil pero, si un día desconoces una respuesta, un evento que está pasando y que las niñas y los niños comentan, por ejemplo un nuevo videojuego, una noticia, etc., reconoce que no tienes la información y propón otro momento para hablar del tema o bien, pregúntales de qué se trata y luego corrobora esta información en otro momento.
Se vale repetir
Evita cualquier comentario como: “Eso ya lo vimos” o sus sustitutos. Si el alumnado o tus hijas e hijos quiere volver a preguntar un tema, cerciorarse de lo aprendido, verlo de nuevo pero con un ejemplo propio, repasar un concepto…. ¡Permítelo!, porque la educación sexual va mucho más allá de incorporar conceptos, se trata de integrarlos a la vida personal, darles sentido y significado y apropiarse del aprendizaje.
Fortalezas y más fortalezas
La educación sexual tiene que ver todo con autoestima, con valoración de cada persona en su individualidad, con reconocer como positivo hablar, preguntar, aportar, reflexionar, aprender y reaprender.
Trata de ayudar a las niñas y a los niños a que amplíen su autoconcepto, que identifiquen sus fortalezas de carácter y reflexione sobre cómo podrían usarlas para construir una sexualidad saludable pera ellas, ellos, su entorno y su país.

